Data-first SASE de Forcepoint

Secure Access Service Edge (SASE) es una arquitectura de seguridad que consolida la seguridad de aplicaciones y la conectividad de redes y es proporcionada por un solo proveedor. El marco, nombrado así por Gartner, combina herramientas de Security Service Edge (SSE), como CASB, SWG y ZTNA, con Software-defined Wide Area Networking (SD-WAN) en una sola plataforma basada en la nube. SASE brinda protección uniforme en la Web, la nube, la red y los endpoints a través de aplicación con o sin agente (BYOD).

Data-first Secure Access Service Edge (SASE) puede aumentar la productividad, disminuir los costos, reducir el riesgo y optimizar el cumplimiento. 

Los usuarios se benefician enormemente de Data-first SASE pudiendo trabajar desde cualquier lugar con los datos, de manera segura. Además, no necesitan utilizar una VPN para acceder a aplicaciones privadas y tener acceso a más de 300 puntos de presencia en todo el mundo. 

Las organizaciones reducen el riesgo mediante la seguridad mejorada, que puede brindarse tanto a dispositivos administrados como no administrados (BYOD). Data-first SASE también permite que las organizaciones se deshagan de herramientas tradicionales y adopten otras modernas, como reemplazar las VPN por ZTNA, a la vez que incorporan un control más granular del acceso de los usuarios a las aplicaciones. 

El cumplimiento se optimiza mediante visibilidad y control centralizados, lo que permite a los equipos de TI mostrar a los auditores que entienden lo que sucede en su entorno y saben cómo hacer ajustes rápidos. Data-first SASE incorpora la DLP líder de la industria de Forcepoint, que incluye más de 1600 clasificadores de datos listos para implementar. Esto permite a los equipos alcanzar el cumplimiento sin demoras con políticas creadas previamente para cumplir con la HIPAA, el RGPD y otras reglamentaciones. 

SASE es una alternativa asequible a la estrategia de seguridad de productos específicos individuales que muchas organizaciones ya conocen. Secure SD-WAN ayuda a las organizaciones a incrementar sus ahorros y optimizar su desempeño en comparación con las plataformas de redes tradicionales.

Entre los beneficios de Data-first SASE están la administración centralizada de políticas, la seguridad de los datos en todas partes, la aplicación de políticas distribuida y la escalabilidad confiable. Además, las organizaciones se benefician de las propias herramientas de seguridad, como la habilidad de brindarles a los contratistas, invitados o usuarios de dispositivos no administrados (BYOD) acceso a aplicaciones privadas sin la necesidad de una VPN.

Secure Access Service Edge (SASE) puede hacer que sea más fácil para las organizaciones adoptar Zero Trust. Los productos de seguridad que son parte de SASE, como Zero Trust Network Access, pueden limitar el acceso a las aplicaciones a las que los usuarios no deberían acceder. Esto reduce la superficie de ataque de la organización en caso de un ataque de phishing exitoso. Otras herramientas como un Cloud Access Security Broker pueden limitar la forma en que los usuarios interactúan con los datos para garantizar que no haya fugas o exfiltraciones.

Secure Access Service Edge (SASE) cubre el Security Service Edge (SSE) y la seguridad de redes. Las tecnologías de SSE administran el acceso y protegen los datos en la nube, la Web y aplicaciones privadas mediante Cloud Access Security Broker (CASB), Secure Web Gateway (SWG) y Zero Trust Network Access (ZTNA). Contar con controles de seguridad de datos fuertes dentro de estas herramientas de SSE es esencial. Software-defined Wide Area Networking (SD-WAN) aporta tanto resiliencia como seguridad a la red de una organización. 

Secure Access Service Edge (SASE) puede adoptarse de un producto por vez o todo junto. Data-first SASE permite un enfoque modular respecto de SASE, permitiendo a las organizaciones desplegar CASB, SWG, ZTNA, DLP o SD-WAN a su propio ritmo con la confianza de que los despliegues futuros se integrarán de manera fluida. Forcepoint ONE, que brinda Data-first SASE, normalmente puede desplegarse entre 45 y 90 días, dependiendo del tamaño de la empresa y la cantidad de políticas que haya que migrar.